Personaje de la Semana: Rufino Huertas
Nació en el año 1831, y era hijo de don José de la Cruz
Huertas y de doña María Josefa Escala, españoles. Su padre fue Teniente a
Guerra, o sea, Alcalde de Morovis. Al enviudar su señora madre, se trasladó a vivir a Coamo con sus hijos
Rufino y Juana, donde se criaron. Don Rufino se casó con doña Josefa Aracelis
Zayas, natural de Coamo, procreando diez hijos, entre ellos Edelmiro,
conocido abogado.
Don Rufino fue muy activo en política, siendo de ideas liberales y amante de la libertad para su tierra en tiempos de España. Fue miembro de la Logia Masónica Fiat Lux, de Coamo, y cofundador del Centro de Instrucción y Recreo.
Se dedicó al magisterio, siendo un efectivo y distinguido maestro. Enseñó en los barrios de Coamo Arriba y Hayales. Con el cambio de soberanía supo adaptarse a la transición del nuevo sistema de educación.
Acompañó al joven Carlos Patterne como guía de las tropas americanas, cuando la invasión a territorio de Coamo en 1898, territorio que conocía a perfección.
Al retirarse del magisterio fue designado Juez de Paz de Coamo, puesto que desempeñó por muchos años. Durante su juventud era aficionado a la música, tocando el cornetín y el violín. También se desempeñó como maestro en Teneduría de Libros. En sus años postreros cultivó la poesía, para lo que tenia gran inclinación.
Falleció en Coamo a la avanzada edad de noventa y tres años, el mes de enero de 1924.
Don Rufino fue muy activo en política, siendo de ideas liberales y amante de la libertad para su tierra en tiempos de España. Fue miembro de la Logia Masónica Fiat Lux, de Coamo, y cofundador del Centro de Instrucción y Recreo.
Se dedicó al magisterio, siendo un efectivo y distinguido maestro. Enseñó en los barrios de Coamo Arriba y Hayales. Con el cambio de soberanía supo adaptarse a la transición del nuevo sistema de educación.
Acompañó al joven Carlos Patterne como guía de las tropas americanas, cuando la invasión a territorio de Coamo en 1898, territorio que conocía a perfección.
Al retirarse del magisterio fue designado Juez de Paz de Coamo, puesto que desempeñó por muchos años. Durante su juventud era aficionado a la música, tocando el cornetín y el violín. También se desempeñó como maestro en Teneduría de Libros. En sus años postreros cultivó la poesía, para lo que tenia gran inclinación.
Falleció en Coamo a la avanzada edad de noventa y tres años, el mes de enero de 1924.
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